SOLITARIO ANDINO

SOLITARIO ANDINO - MYADESTES RALLOIDES

El GRAN CANTOR

Así como es de difícil ver al solitario andino, así es de fácil escuchar su voz cuando recorremos su hábitat. Este canto es uno de los sonidos que dan ambiente a los bosques de niebla, llenándolos de belleza y misterio. Y por medio de estos sonidos, que nos sirven de ayuda para detectar a las aves, podemos saber qué tan frecuentes son realmente los solitarios en los bosques de montaña. El canto del solitario andino consiste en una variada serie de frases líquidas, suaves y agudas: juirii, jirui, jui, juiri, rui-rui,... Luego de emitir por un rato estos sonidos, el ave suele hacer una pausa antes de continuar. El canto se puede escuchar aquí:

CAMUFLADO ENTRE LOS ARBOLES

Rara vez se ve al solitario andino. Éste es un pájaro tímido, propio de los bosques nublados, donde permanece la mayor parte del tiempo oculto sobre los árboles. Su canto melodioso, que emite con mucha frecuencia, ayuda a delatar su presencia. Pero ni aún teniéndolo muy cerca y cantando, es fácil descubrir al solitario, el cual permanece posado entre el follaje casi sin moverse. Cuando por fin se lo ve, llaman la atención sus colores sencillos, pero profundos y contrastantes: la cabeza y las partes inferiores del ave gris plomizas, las partes       superiores café castañas.

LA VIDA DEL SOLITARIO

El solitario, como su nombre parece indicar, vive solo, desplazándose con discreción por las ramas bajas de los árboles y entre la maraña de vegetación del sotobosque, en búsqueda de frutos e insectos, con los cuales se alimenta. Si detecta a una persona, suele retirarse silenciosamente. Quizás los solitarios tengan una vida menos solitaria durante la temporada de reproducción; durante ésta, la hembra construye un nido en forma de taza, hecho de musgo y situado en un barranco o tronco. Allí pone dos huevos blancos salpicados con manchas café rojizas. Es probable que ambos miembros de la pareja colaboren con la alimentación de los polluelos.

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